Se acabó

SI……
verdaderamente el mundo se acabó.

He decidido que el mundo, mi mundo, se acabó, se transformó, cambió y evolucionó.
Ya no pierdo el tiempo, el poco tiempo que la Vida nos regala, en quejas, en odios, en lamentaciones pueriles; ya no desvío la mirada por la violencia gratuita, por la injusticia injustificada, por la hipocresía reinante que nos arropa. Todo ello me sirve para afianzar el siguiente paso para discernir con firmeza el sendero por el que elijo caminar.

Ya aprendí de la injusticia la lección para ser justo, ya aprendí del odio la lección para el amor. Ya aprendí del miedo, la rabia, la falsedad o el egoísmo con una buena dosis de sufrimiento, y ese dolor lo he convertido en fuerza para avanzar, para encontrar la esencia y dejar aflorar el verdadero Ser que todos llevamos dentro.
Si, verdaderamente el mundo se acabó, y me despojo de todas las viejas creencias que habían sostenido el andamiaje de mis conocimientos y que no han hecho otra cosa que difuminar y velar el camino hacia mi interior. Me despojo de las creencias inyectadas como vacunas de la religión, fundamentadas en el miedo, con el único afán de controlar. De las pobres y estériles enseñanzas del colegio, datos, conceptos y nombres inútiles para la Vida.
Se acabó el mundo irreal del tener, que nos ha vestido durante siglos, que ha inflamado nuestro ego para enfermar día a día, vaciándonos por dentro consiguiendo que percibamos al otro como una amenaza. Ese mundo de escaparate y fachada que ha hecho derramar tantos ríos de irracionalidad, que ha nutrido las diferencias, alimentado la rivalidad, y despertado nuestros más viejos y primitivos instintos. Ese mundo que no es sino otro disfraz engañoso y burdo para maquillar una realidad de mentiras y vanidades.
Se acabó el mundo de la anestesia mental y social, del borreguismo con la boca abierta para que nos alimenten de ilusiones, de pan y circo, una horda de iluminados interesados, ídolos huecos y caducos cuyos nombres llamamos: medios de comunicación, tecnología, progreso, bienestar, democracia, derechos humanos, representantes, economía, política y cien voces más para desvirtuar la realidad.
Se acabó ceder mi voz y mi palabra a seres vacíos, inertes y vulgares, podridos de bocas ansiosas por tener, por el poder, por la fama, por el dinero, enfermos de egoísmo que alzan banderas de libertad, educación, salud, justicia cuando su objetivo es endulzar tu conciencia para que creas lo que es increíble.
Se murió el mundo de la ignorancia que mamaba de los pechos de la pereza y que ha engendrado el vacío existencial más profundo del ser humano, engañado una vez más con terrones de azúcar mental llamados televisión, fútbol, heroínas de silicona que dan culto al cuerpo porque lo demás está vacío. Y todos en una orgía desaforada de vanidad se desnudan en un escenario plagado de seres que solo desean ser Peter Pan.
Se acabó el mundo del victimismo cruel y despótico, el mundo de la medicina irracional, de las prisas enlatadas sin saber donde vamos, sólo porque hay que estar “al día”.
Se derritió el maquillaje que escondía tu verdadero rostro, plagado de escamas y anchas cicatrices provocadas por el miedo. Se rompió el fútil velo del glamour el infantil y tenue destello con el que rejuvenecías tus arrugas cuando por dentro se arrugaba el alma.
Se rompieron todas las costras y corazas tejidas con los hilos de viejas y obsoletas costumbres, ideas caducas de ideologías caducas enraizadas en valores de humo.
Expiró y colapso en el infinito del absurdo la preocupación por el futuro, la angustia del pasado, el sufrimiento estéril de la impotencia de no ser creadores de todo y ser constructores de nada.
Se acabó el mundo de la impunidad, del todo vale; ya no hay sitio para el haragán, para el enfermo de ambición y menos aún para el borrego que calla, sometido por pastores falsos que adormecen el rebaño con un “tente mientras cobro”

Se pasaron los efectos narcóticos de la estupidez humana sostenidos con eslogan de “Vota, Compra y Paga”. La estupidez de asistir impertérritos al escenario de la contradicción, de las armas, de la humillación, violencia, maltrato o corrupción.
Se acabó el mundo de vivir dormidos, hibernando en un espacio digital en el país de las maravillas; de cerrar los ojos o volver la mirada cuando la verdad quema el corazón; de decir basta con los labios pegados y disfrazar la cara con una insolente sonrisa iluminada con villancicos, en un envoltorio de auténtica infamia.

Si, ya basta, lo conseguimos, no va más.
Premio Nobel a la idiotez humana. Oscar a la irracionalidad. Monumento al sinsentido, una Oda a la contradicción. Best Seller para el miedo.
Se acabó el mundo.
Ya hemos aprendido la lección.

Y ahora qué?

Ahora toma distancia, para ver en perspectiva y poder sentir la Unidad.
Deja la culpa y toma la responsabilidad.
Deja la ira y toma la paciencia.
Deja la pereza y toma el esfuerzo.
Deja el miedo y toma el valor.
Deja la codicia, la soberbia y toma la solidaridad.
Deja la competitividad y toma la cooperación.
Suelta el tener en todas sus formas, las prisas y saborea el tiempo.
Dale espacio a la Vida y encuentra tu espacio para sentirte en paz.
Aprende a pedir y no a esperar.
Aprende a aceptar y no a juzgar.
Aprende a expresar y no a reprimir.
Aprende a comprender y no a presionar.
Aprende a cambiar y no a quejarte.

Si sigues pensando que el mundo no ha cambiado, es que tú sigues haciendo lo mismo, en el mismo sitio y de la misma manera.
El reto está en cambiar manteniendo la identidad de tu Ser.
Recoloca tu pirámide de prioridades y valores.

Empieza por hacer Silencio, que el lenguaje del Universo no necesita palabras. Desde el Silencio surge el Darse Cuenta, y en esa cima la Vida cobra otra dimensión.
Empieza por creer en Ti. Por aceptar este instante como algo único, irreemplazable, como el único momento para lo posible.
Despierta, no te distraigas, por que algo nuevo ha brotado ya.
Amanece, resurge
el cambio empieza en ti
ahora te toca a ti.

Antonio Marazuela Llorente.

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